Aquitania y Sequetania

Emblase del Cenajo, al 7%



Santiago Delgado

         Vengo de pasear los paisajes de la húmeda y ondulada Aquitania, el sur francés del Prepirineo, y veo que su toponimia regional hace honor a su nombre geográfico: Aquitania, tierra de muchas aguas. Lo contrario que el sureste hispano muestro. Nuestro nombre en el mapa podría ser Sequetania, por perfecta antítesis con Aquitania. Sería una región que, hidrológicamente, podría llamarse así: Sequetania. Esa media luna que tiene por diámetro lo que va de Alicante hasta Almería y por dentro el arco correspondiente.
         Actualmente, estamos en la peor sequía que yo recuerdo. La cuenca del Segura al 15% y la pluviosidad, que ha bajado también un 15%. Y no se espera un otoño lluvioso. Según los expertos de la NASA, que tan estupendamente saben alimentar de datos a sus ordenadores, a fin de que den las previsiones a largo plazo. Ojalá se equivoquen. Pero, como soy ávido cliente ocular de la web embalses.net, voy y veo la situación en la cuenca del Tajo, la que según los ribereños les esquilmamos los habitantes de Sequetania. Y resulta que el embalse de Alcántara, en la misma cuenca, casi en la raya de Portugal tiene casi doce veces más agua que las de los embalses de Entrepeñas y Buendía juntos, de donde sale el tubo succionador hacia estas latitudes. Lo cual quiere decir que el agua soltada para generar energía eléctrica es algo así como cinco veces más de lo que se lanza para la triste Sequetania. Yo me pregunto: ¿dónde está la energía producida por las alternativas, la producida por las centrales nucleares, de gas, de carbón, eólicas, solares en su vertiente fotovoltaica y termosolar o biomasa, etc., que podrían evitar en alguna medida los desembalses del Tajo cuenca abajo? ¿Las energías alternativas no ahorran agua? Para qué las queremos entonces?
         La primera lección deben aprenderla los ribereños de Entrepeñas y Buendia: las Eléctricas les esquilman cinco veces más que los trasvases. La segunda, debe aprenderla el Gobierno de España, y volver a hacerse con el control de las aguas de los pantanos, que se supone, son riqueza pública, no privada de las Tres Hermanas: Iberdrola, Gas Natural y Endesa. Y, encima cierran Santa María de Garoña. Central Nuclear, que también podría dar energía para ahorrar agua en el Tajo superior. O ser empleada en abaratar las desaladoras de nuestra Sequetania.
         Resulta que el viejo lema: Agua para todos, debe reciclarse en Agua para las Eléctricas. Que no somos todos. Son ellos. Agua, ni para los ribereños del Tajo, ni para Sequetania. Para sus bolsillos ávidos siempre de dividendos. El agua de todos los españoles, privatizada para las Tres Hermanas. Ésa, y no otra, es la realidad. El agua que se niega a nuestra Tierra se dilapida cuenca abajo, sin retenerla en los embalses altos. Cuando sería más que posible dejar esa agua para suministros y riegos en nuestra Sequetania. En el fondo, es una cuestión de patriotismo. El Tajo alto es una riqueza enajenada, que es un grado más alto que concesión, a las Eléctricas, que no paran mientes en que se les ha prestado un servicio público, para que satisfagan una necesidad pública, no para que lo conviertan en una fuente de riqueza corporativa. “¡Las Eléctricas ens roban!”.

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