Mesa de Rendición
Santiago Delgado
Ni Mesa de Diálogo, ni Mesa de Negociación: es Mesa de Rendición. Junts obliga al eufemismo negociación al Psoe, porque el término conlleva civilización, acuerdo entre iguales, seny y toda esa mentira que el fascismo catalán predica de sí mismo, y obliga al sanchismo a creer y a pregonar. En Ginebra se está rindiendo el Estado. Ni tan siquiera el Gobierno. No hay nada que negociar, como no había nada que negociar en el acorazado Missouri entre los enviados de Hiro Hito y Mc Arthur, aquel día luego de que dos bombas atómicas acabaran con la guerra. Puigdemont es Mc Arthur y ese pobre lacayo del psoe, de cuyo nombre decido no acordarme, es el Emperador del Japón. Aquél se presentará a las elecciones catalanas de primavera, y en Moncloa dormirá el antiguo socialista reconvertido en Papa Sanchista, con derecho a infalibilidad absoluta ante su grey. Su corte de tezanitos, pumpidines y bolañitos aplaudirán con las orejas, garrapateados a las ubres generosas de la madre patria.
Sí,
se habla de cosas menores en Ginebra: plazos, protocolos, alcance de la
amnistía y otros caprichos del Mac Arthur juntista, que tiene todas las bombas
atómicas en su bolsillo. Siete bombas atómicas exactamente. Y le gana al del 45
en que él aún no ha soltado ninguna. Y así, Borrás, ladrona pura y dura de los
dineros del Estado, pasará por la Agustina de Aragón catalana, que también lo
era la auténtica: catalana, que no catalanista. De esa manera, la tercera
fuerza electoral de Cataluña doblega a toda una nación de 46M de ciudadanos.
No
me extrañaría nada que Puigdemont obligase a que el catalán fuera la lengua vehicular
del proceso de rendición, obligando a Sánchez a pagar al traductor. Vaticino
que lo será. El representante del gobierno va humillado y cabizbajo como antiguo
egipcio ante el Faraón, para eso es un proceso de sometimiento al dictact puigmontí. Y, además, obligará a
que el PSC, socialistas catalanes, no apoyen a otro partido que a Junts, tras las elecciones catalanas.
Puigdemont no va a renunciar a nada, a nada, con Sánchez humillado
completamente. Pretende ser el primer honorable
de la Cataluña independiente. Al Autócrata de la Moncloa, le parece bien. Para
eso España es suya. No me extrañaría nada que, con una Cataluña independiente,
sus votantes pudieran seguir votando en el resto de España, condicionando
gobiernos, aparte de seguir pagando eternamente el traspaso de caudales y
poderes. La ignominia del exsocialista es infinita.
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